Paco Gil Mora

El deporte como forma de vida

Si algo ha vuelto a demostrar el deporte es que en los peores momentos de nuestras vidas, siempre sirve como desahogo, reclamo, salud, entretenimiento o diversión. En el caso que nos ocupa, con una pandemia inaudita que está crucificando a la sociedad, han sido millones de personas las que han recurrido al deporte como fórmula de escape de tanta presión e incertidumbre.

No voy a centrarme en el dichoso virus ni de sus consecuencias porque todos estamos un poco agobiados y saturados de tanto dato y tantísima información que en la mayoría de ocasiones lo único que provoca es depresión.

Este mismo medio, que ha tenido que dejar de editar en papel, se ha visto obligado a guardar un reposo activo a la hora de llegar a vuestras manos. Todo ha sido un descontrol inmanejable a nivel mundial. Mucho podríamos hablar de la manera de gestionarlo, pero como digo, vamos a centrarnos en la parte que nos toca, el deporte. Dicen muchos que la sociedad ha salido reforzada de esta crisis sanitaria, social y económica. Yo, que no solo lo pongo en duda sino que tengo pensamientos totalmente antagonistas al respecto, sí considero que el deporte, una vez más, está ahí cuando más lo necesitamos. Así lo considero y lo trato, como si fuera una parte de nuestras vidas, de nuestras familias o de nuestros quehaceres diarios.

Cuando uno se enfunda ropa deportiva y sale a la calle a disfrutar de una carrera, de su bicicleta, de su balón, de su raqueta o simplemente dar un paseo, está recurriendo a uno de los placeres más sobresalientes que te ofrece la vida. Y quiero humanizar al deporte porque en sí, no existiría sin las personas. Somos nosotros; cada uno de nosotros, los que lo hacemos interesante, intenso, competitivo, ilusionante y mil conceptos más en los que pensamos de forma placentera. En la pandemia, aún más. Celebramos el regreso a la posibilidad de salir a hacer deporte. Hemos adaptado nuestros propios hogares como salas de fitness o incluso se han realizado circuitos casi imposibles para realizar carreras circunvaladas, aprovechando la terraza. Las redes sociales, los vídeos, las informaciones, nos han permitido observar como la sociedad ansiaba hacer deporte y se convirtió en casi una prioridad. Al igual que muchos salían a los balcones a aplaudir a una hora determinada, otros tantos también escogían una hora del día para citarse con las pesas, la cinta de correr, la bicicleta estática o la esterilla.

Por todo ello, no deberíamos dejar de apreciar la normalidad de poder practicar nuestra disciplina deportiva preferida, disfrutar de un partido con los amigos, de respirar aire libre y tomar auténticas bocanadas de vida. El refranero está repleto de frases sobre aprovechar el tiempo y el momento. Ponerlas en práctica, en estos momentos, donde la libertad de movimiento se ha tenido que limitar de forma drástica, no haría falta ni recurrir a ellas. Ni a libros de autoayuda. Simplemente hay que pensar por lo que estamos pasando, en las millones de personas fallecidas y otras tantas que están debilitadas.

El ser humano, por desgracia, necesita continuos toques de atención para ser consciente de lo que significa estar sano, tener autonomía y posibilidades, por ejemplo, de hacer deporte. No estoy seguro que siquiera esta pandemia terrorífica nos haga cambiar, pero bueno, lo podemos intentar.

Escribir comentario


siete + = 9