TRES DESEOS: SALUD, SALUD Y SALUD
Pues si, voy a hablar del coronavirus. Es lo que toca. Una actualidad mundial que atañe, como no puede ser de otra manera, al mundo del deporte. Partidos de fútbol suspendidos. Pabellones vacíos en partidos de la Euroliga de baloncesto y los Juegos Olímpicos de Tokio a la vista, con la incertidumbre de cómo estará la situación en esos momentos y la decisión que se tomará. Es lo único que nos hacía falta a los seres humanos, que apareciera un virus así, sin control y sin saber su origen y características. Mientras tanto, nosotros, nos colocamos las mascarillas y salvados. Se acuerdan de pequeños, en noches de miedo, acostados, cómo recurríamos a la sábana antibalas para taparnos y automáticamente eso se convertía en una fortaleza indestructible e infranqueable. Pues lo mismo es. Las autoridades sanitarias están cansadas de decirnos que las mascarillas no tienen utilidad si no estás contagiado y nada, no hay manera. Seamos conscientes que esas mascarillas son indispensables para otras personas que lo necesitan. Prudencia, higiene personal, responsabilidad si se tienen síntomas y contrastar las informaciones que se reciban para no crear una alarma social desmedida.
Si los criterios de la investigación del coranovirus, permítanme hacer un símil en tono relajado y de broma, fuera investigado por los que están en la sala del VAR, la vacuna no se encontraría y se terminaría diciendo al paciente, funalito, vaya usted a la pantalla y resuelva esto porque nosotros somos incapaces de ver nada en ese virus.
En alguna ocasión he referido esta frase que me parece extraordinaria para encajar y situar al mundo del fútbol en su justa medida: “El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”, Jorge Valdano. En este caso, quiero hacer alusión a esas personas más preocupadas por los acontecimientos deportivos que por la propia enfermedad. Que si es menos que una gripe, que no tiene apenas riesgo, que cuando suban las temperaturas desaparecerá etc etc, pero lo que sí es cierto es que han muerto personas y se cuentan por miles los contagiados de un virus del que no teníamos conocimiento y por lo tanto, que no tiene aún ni vacuna ni tratamiento definitivo. Con esto quiero decir que si se suspenden partidos, se paralizan campeonatos o se anulan, todo será por el bien común y que prevalezca la salud de la sociedad. No podemos lamentar acciones de este tipo que van en favor de volver a la normalidad y no correr riesgos innecesarios. Pero como siempre, los intereses económicos están por encima de la ética y la moral. Si no hay juegos olímpicos, que no haya. Como si es un mundial u otro acontecimiento que reúna a miles de personas. Me anticipo a un tema que muy pronto estará encima de la mesa y habrá debate mundial sobre qué hacer. La salud, deberíamos saberlo a estas alturas, es lo primero.